Don Segundo Sombra es una novela rural argentina de Ricardo Güiraldes terminada de escribir en el
año de 1926, que a diferencia del poema "Martín Fierro" deJosé Hernández no reivindica socialmente
al gaucho, sino que lo evoca como personaje legendario
("sombra"), en un tono elegíaco.
El título del libro, escrito por
un estanciero (Ricardo Güiraldes) es sintomático, si no fuera
por el tratamiento respetuoso de Don (derivado del latín Domini = dueño,señor).
En efecto "Segundo
Sombra" parece sugerir a un subalterno, si bien la prelación respetuosa
con el tratamiento de Don contrapesa (quizás sin que Güiraldes
fuera consciente de ello) la subalternidad, señala a un gaucho que por mantener
su axiología, sus principios, resulta
superior a la axiología burguesa. Ricardo Güiraldes aprende en una especie de
viaje iniciático lo que es el valor,
el honor, la lealtad (que desde otra perspectiva puede mal
interpretarse como subalternidad), el respeto al prójimo (todo esto, amenizado
en el libro con descripciones). La novela fue publicada en 1926, está
escrita narrativamente en primera persona.
Es hijo de una familia rica de la
aristocracia vernácula. Nació en 1886 y murió en 1927. Repartió su existencia
entre viajes a la India y a la China y su pago, San Antonio de Areco. En 1887 fue con sus padres
a París y allí viviría sus primeros años, en inicial
contacto con autores franceses y alemanes. La mayor parte de la adolescencia,
la pasaría en la estancia paterna, "La Porteña", en cuyo ámbito y en
buena medida, habría de mover a sus personajes literarios. En la ciudad deBuenos Aires iniciaría dos carreras universitarias que no
habría de concluir, arquitectura y derecho. En 1910 regresaría a París, donde
comenzaría a escribir cuentos y poemas. Entre estos trabajos primerizos se
hallaría la novela "Raucho", que lleva el nombre del
personaje principal. Que, al igual que su autor, reparte su vida entre el campo
y París. Acabando finalmente por un regreso a la estancia donde siente que
"su chiripá, sólo desprendido de la faja, se había envilecido en el polvo
de los caminos extranjeros".
Esta disyuntiva entre la vida de
campo y la intelectual, desarrollada en ámbitos urbanos, se ha de mostrar,
también, en "Don Segundo Sombra". Fabio Cáceres, el pequeño resero
del comienzo, al igual que el el protagonista de Raucho, se ha de transformar,
al finalizar la novela en un hombre cultivado que, en ningún momento pretenderá
disimular la satisfacción honda y sentida que continúa encontrando en la vida
rústica mente rural.
Esta novela, publicada en San
Antonio De Areco en 1926, representa la más destacada tentativa de su autor en
el propósito de renovación de la literatura gauchesca, y constituye, al mismo tiempo,
una de las más prominentes muestras de la novela nacional
del siglo XX. Destaquemos que el principal personaje fue tomado
por el autor de un paisano real, de nombre Segundo Ramírez. La descripción que
hace de Don Segundo, coincide en un todo, con la foto que se conserva del
homónimo Ramírez. "El pecho era vasto, las coyunturas huesudas como las de
un potro, los pies cortos con un empeine a lo galleta, las manos gruesas y
cuerudas como cascarón de peludo. Su tez aindiada, sus ojos ligeramente
levantados hacia las sienes y pequeños. Para conversar mejor habíase echado
atrás el chambergo de ala escasa, descubriendo un flequillo cortado como crin a
la altura de las cejas".
A lo largo de la obra, la novela
recoge las experiencias del autor en los pagos de San Antonio de Areco. Sin
embargo, el trabajo no aspira a tener un carácter realista o presentador de
costumbres, sino que, desde la perspectiva del narrador -el mocito Fabio
Cáceres- se propone desenvolver el desarrollo espiritual y físico de un
adolescente que madura y se va haciendo hombre a la vera de un gaucho cabal.
Así, es Fabio el que tiene a su cargo el relato en primera persona y quien va
narrando a través del tiempo los momentos de su infancia de huérfano en casa de
sus tías, hasta la inesperada conversión final en un hombre que es sorprendido
por la no esperada herencia de una considerable fortuna. El punto de partida es
el inicio de esa morosa evocación, lo que lleva al libro a confundirse con una
suave nostalgia, a veces elegíaca y dolorosa, ante la pérdida de una vida
libre, cariñosa y feliz, al lado del taciturno Don Segundo. Los dos personajes
principales, el gaucho viejo, curtido y silencioso, y el joven peoncito que ve
en Don Segundo a "su padrino", constituyen una pareja que se
desenvuelve ante nuestra mirada en un tiempo ya transcurrido, desde la ciega
admiración del muchacho que a instancias de su tutor, se va "haciendo
duro". Don Segundo, mágicamente, se transforma ante el lector en una
visión viva, idealizada y mítica, como si
perteneciera a un pretérito perdido irrevocablemente.
Hacia el final, Fabio Cáceres
recuerda los últimos tres años en que de simple gaucho resero se transformó en
patrón de los bienes insospechadamente heredados. Se encuentra frente a una
laguna y sospecha que se aproxima el momento más triste de su vida, el del
definitivo alejamiento de su "padrino". Cerca del agua rememora el
hilo de la síntesis de los tiempos anteriores...
"Está visto que en mi vida
el agua es como un espejo en que desfilan las imágenes del pasado. A orillas de
un arroyo resumí antaño mi niñez. Dando de beber a mi caballo en la picada de
un río, revisé cinco años de andanzas gauchas. Por último, sentado sobre la
pequeña barranca de una laguna, en mis posesiones, consultaba mentalmente mi
diario de patrón".
Tales períodos a que se refiere
Fabio pueden distribuirse y sintetizarse en el siguiente esquema. En primer
lugar, los recuerdos del huérfano de catorce años. Luego, los días de
aprendizaje de las tareas de arreo y de doma, con la ayuda de Don Segundo.
Momentos de la vida luchada en el campo bajo la vigilancia del que ha venido a
ser su amado padrastro. Y por último, en la evocación, el desenlace
de la separación definitiva.
El tiempo presente se une al
pasado y el lector es sumido imperceptiblemente en la nostalgia rememorativa.
Con lo cual se acentúa el lirismo "elegíaco" que se alterna con los momentos felices y
despreocupados que resplandecen en el libro.
Hay momentos en que Fabio evoca
los singulares días de su infancia y va reconociendo su transformación en gaucho; su
indumentaria y la posesión de su caballo, son un testimonio. La metamorfosis es
atribuida a Don Segundo, que en el término de cinco años ha hecho de él un
hombre. Guiándolo en el conocimiento de las tareas rurales, como resero, baquiano y domador. Pero el
aprendizaje no se cierra en lo material. Se amplifica moral y espiritualmente
en la formación de un carácter y de una límpida conducta hacia la vida.
Alcanzándole "resistencia y entereza en la lucha", "fatalismo en
aceptar sin rezongos lo sucedido", "fuerza moral ante las aventuras
sentimentales", "desconfianza para con las mujeres y la bebida",
la alerta y "la prudencia entre los forasteros"...y "la fe en
los amigos".
Así vemos como se superponen en
un ensamble conmovedor la formación de un hombre útil y de provecho y la
conformación de una personalidad moralmente cabal.Y bien se ve que esta
conjunción prodigiosa no ha de trastabillar cuando Fabio, ineluctablemente
atado a los bienes que ha heredado, y ya habiendo resuelto ser un hombre
cultivado, presiente con desgarro que no logrará retener a su vera a su
maestro, que, como lo sabe bien el alumno, es "un espíritu anárquico y
solitario".
Desde el primer encuentro Fabio
lo pinta como un fantasma o "sombra"
huidiza. "Me pareció haber visto un fantasma, una sombra,algo que pasa y
es más una idea que un ser..." Esa admiración incondicional del primer
encuentro se acentuará cuando la vida de Fabio comience a transitar junto a la
del gaucho.
El apellido de Don Segundo da una
clave para ubicarlo en la mente de Fabio. Y también en la de Ricardo Güiraldes. Estamos ante un gaucho
idealizado, suma de todas las virtudes del hombre rural en su "esencialidad". Aunque debemos señalar que los críticos
literarios de la izquierda argentina, no vacilarán en decir, con dictámenes
sociológicos dignos de análisis, que Don Segundo es la visión nostálgica y
elegíaca de los hacendados oligárquicos, separados, tanto en la realidad, como en la literatura gauchesca, de un personaje combativo,
luchador, reivindicativo, como Martín Fierro . Ante la obra santificada por Lugones, el mismo Borges ha sostenido, siempre, una actitud de significación
personal ambivalente. Desde no considerar al poema como la máxima obra
nacional, hasta la sentencia ir ónica de su paradoja de que, al fin de cuentas,
Fierro es un gaucho desertor y "homicida".
Un aporte merecedor de estima en
el orden de estas polémicas ideológicas, es suministrado por Ernesto Sabato. Dice, en relación con la crítica marxista: "Un crítico de izquierda, que pretende
utilizar a Marx como maestro, sostiene que
el Don Segundo Sombra de Güiraldes no existe, que es apenas la
visión que un estanciero tiene del antiguo gaucho de la provincia de Buenos
Aires; lo que es más o menos como acusar a Homero de
falsificador, porque exhaustivos registros llevados a cabo en las montañas
calabresas y sicilianas no han dado con un solo cíclope".
La sociología
de la literatura muestra
-empero-, con todos los cuidados que se deben tener, que en toda valoración de
una obra literaria las ideologías, sociales, políticas y económicas, no pueden dejar
de alguna manera de estar presentes.
La novela está escrita en un
lenguaje llano y con frecuencia, especialmente en los diálogos, con regionalismos gauchescos de la llanura argentina. El
vocabulario está cargado de palabras frecuentes en Argentina, y, sobre todo, en la vida campesina de la provincia
de Buenos Aires. Una
buena edición de esta obra, como ya mencionaremos y tal como acontece en gran
parte de la literatura gauchesca, hace indispensable un glosario.
El brillo chispeante y pintoresco de los hombres de campo es así uno de los
atractivos que atrapan y dan verosimilitud al texto.
Pero a pesar de lo que acabamos
de decir, la voz del poeta que fue Ricardo Güiraldes, aquí y allá se hace
escuchar con hallazgos de recursos literarios que matizan líricamente las
páginas. Veamos: "En la pampa las impresiones son rápidas, espasmódicas,
para luego borrarse en la amplitud del ambiente, sin dejar huella". Hay
hallazgos relevantes en ciertas comparaciones: "El sueño cayó sobre mí
como una parva sobre un chingolo". En alguna sinestesia: "Las aguas hiciéronse frías a mis
ojos". Las comparaciones harto expresivas en momentos
conmovedores:"Me fui, como quien se desangra". Imágenes y metáforas para el paisaje:"Una luz fresca
chorreaba de oro el campo".O...:"En derredor, los pastizales renacían
en silencio, chispeantes de rocío."
Son frecuentes los argentinismos."Para las casas"...O los diminutivos de
uso harto frecuente en nuestro medio urbano o rural: "al ratito",
"no era sino un resplandorcito"...
De este modo confluyen en el
autor su formación estrictamente literaria, que incursionó primeramente en la
poesía, y el tono gauchesco del hombre de estancia que ama las cosas de su tierra. En su estilo están
bien captadas todas las reticencias del paisano, en ironías,en bromas, en
pícaras sugerencias, en comparaciones que animizan seres y cosas.
La obra es una pintura de nuestro
campo; tal vez, del que fue y ya no es de este modo, exactamente. El resero o tropero, aquí y en todas las grandes llanuras del planeta,
ha sido suplido por los transportes-jaulas mecanizados,tal como otrora el muy
arcaico arado de una sola reja tirado por bueyes, por
un tractor. Y el transporte de la hacienda por camiones y
trenes. Las inclemencias del tiempo que azotaban a los animales y a los jinetes
en campo abierto, ya son cosa de la historia. El poncho amigo
que defendía de los temporales forma parte de un atuendo acaso decorativo.
Así como en "Martín
Fierro" la amistad entre el sargento Cruz y el
protagonista, es un símbolo emblemático del culto a este compartido sentimiento
argentino, al decir de Borges, en "Don Segundo Sombra" el centro
temático ha de ser el vínculo viril entre un gaucho inteligente, serio,
callado, y un muchacho "Gaucho"
hambriento de paternidad... Fabio Cáceres: el hijo no reconocido por su padre y
abandonado al cuidado de "unas tías".
Con esta obra se clausura de modo
brillante, en el siglo XX, el ciclo de la literatura
gauchesca iniciado en el XIX. Facundo, de Sarmiento, tal vez la mejor prosa de este
último centenar de años o, por qué no, de toda la literatura argentina -tal es
un parecer de Borges- pintará el conflicto entre civilización y barbarie. En
tanto que el Martín Fierro diseñará la figura desdichada del gaucho del
período posterior a Juan Manuel de Rosas, perseguido, olvidado y con
frecuencia tenido en menos. Conociendo a Hernández y sus limitaciones, no
puede dejar de apreciarse -como lúcidamente descubriera Leopoldo Lugones- una obra genial en nuestro supremo poema
gauchesco. Estas grandes obras, las de Güiraldes, Sarmiento, Hernández, están
tocadas por una especial musa inspiradora.
Ángel Mazzei, en un
estudio preliminar a una edición de "Don Segundo Sombra", ha
dicho:"...es, ante todo, una obra donde el acierto de la concepción se
une, plenamente, al de la ejecución.Hay creaciones donde la realización de la
forma parece superior a su materia; otras demuestran un desajuste irreparable
entre el propósito y el logro; Güiraldes logró la máxima aproximación entre su
proyecto de novela y la novela misma".(Estudio preliminar a "Don
Segundo Sombra", de Ricardo Güiraldes, Editorial Kapelusz,Buenos
Aires, 1978)
La ciudad de Buenos Aires ha sido
curiosamente parca en monumentos y homenajes al autor de la novela que
analizamos. Tan sólo dos cuadras de un modesto pasaje, en Villa Lugano, entre
Zuviría y Santander, se llama Ricardo Güiraldes. Y el monumento al "resero"
en la plazoleta ubicada en el ancestral Mercado de Liniers, en Mataderos, en
Avenida de los Corrales y Lisandro de la Torre. Lugar éste de una consagrada
feria gauchesca de reunión dominical, acompañada de festivales. En conjunto, un
centro de atracción para los vecinos y para personas movidas por apetitos
turísticos. También existe la plaza "Don Segundo Sombra" en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, más precisamente en el barrio de Flores, ubicada en
la calle Santander, rodeada de las calles Nepper, Carlos Ortiz, Alonso
Rodríguez, Juan Del Castillo y Aroma.
(FONTE:WILKIPÉDIA)
(FONTE:WILKIPÉDIA)
Nenhum comentário:
Postar um comentário